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Última parte 🙈
Durante el viaje a su casa, me pasaban mil cosas por la cabeza… ¿Será tan bueno como parece follando? ¿Aguantará el ritmo quenecesito o se correrá enseguida? ¿Ganará más desnudo o vestido? ¿Le gustará como soy yo en la cama? ¿Será el típico que no se mueve o me dará caña? 

Mil cosas se me pasaban por la cabeza, estaba deseando aclarar todas mis preguntas, averiguar todo lo desconocido. He de decir que me costaba mucho pensar, ya que tenía una de sus grandes manos tocándome el coño mientras conducía. Le miraba de reojo y veía como tenía la vista puesta en la carretera; no me miraba, solo tocaba mi coño, se mordía el labio, suspiraba... pero no me miraba. Esta situación me puso aún más cachonda, notar como me tocaba pero no me prestaba mucha atención, sentirme utilizada (por así decirlo), sentirme ignorada pero poniéndome cada vez más caliente. Siempre acabo sacando mi lado más sumiso, me gusta sentirme utilizada en el sexo, me gusta que un hombre me utilice para darse placer. Esa situación, ver como el hombre disfruta de mí, me vuelve loca, sentir que le da igual lo que yo quiera y que sólo se está satisfaciendo con mi cuerpo. En definitiva, sentirme una puta es lo que me encanta. 

Me dí cuenta que ya no controlaba yo la situación, que ahora él mandaba y tenía las riendas, así que ahora yo pasaba a ser su puta y a obedecer sin rechistar.

Pasaba sus dedos por mi coño muy lentamente, de arriba a abajo, empapando lo poco a poco, rozando la entrada de mi coño con la punta de los dedos. Cada vez que apretaba un poco la entrada, yo suspiraba y movía mis caderas, pidiendo que me los metiera, pero nunca los metía. No paraba de gemir para ponerle más cachondo aún, intentando conseguir que no se resistirá a metermelos de golpe. Gemía sin parar, empapándole el asiento, cada vez gritando más, moviendo mis caderas más rápido. No obtuve respuesta alguna, ni se inmutaba, solo le crecía la polla, le palpitaba, se movía debajo del pantalón deseando salir. Entre todo lo que estaba pasando, todo lo que sentía, no podía dejar de mirar esos movimientos, se me hacía la boca agua solo de pensar que esa polla quería follarme toda la noche… 

Sin esperarmelo, de repente me miró, y me metió en la boca los cuatro dedos que habían estado en mi coñito, llenos de flujo. Después de esto se rió, fijando su mirada en mis ojos, penetrante, dominante, y me dice: Tendrías que ver la cara que tienes de zorra, después soltó una risa y se giró para seguir conduciendo como si nada

JODER con el de la grúa!!!!! Que guarra me puso que se riera de mi, que me dijera esas palabras…. Me puso más cerda que nunca, de verdad. 

¡¡POR FIN LLEGAMOS A SU CASA!! 

Fueron los 15 minutos más largos de mi vida, aunque también los más placenteros… Me levanté, noté un hilillo de flujo que iba desde el asiento a mi culo, me baje la falda, que estaba empapada, y me giré para comprobar lo mojado que estaba el asiento... No os imagináis la cantidad de flujo que pude soltar en 15 minutos!! Después se acercó a mí y me apoyó contra la puerta del coche acercándose lentamente a mi boca, mientras mi piel se ponía de gallina y me daba un escalofrío intenso: estaba deseando que me besara, sentir su lengua jugando con la mía… Me dió un morreo cogiéndome del pelo bien firme, bajando su otra mano por mi espalda hasta llegar a mi culo empapada, y después me subió la falda en plena calle, para meterme un dedo, de golpe... Entró tan fácilmente por lo mojada que estaba, que casi ni note como entraba!!!

No me dejó casi respirar, me mordía los labios, y yo, inconscientemente, cuando se separaba un poco de mí le lamía los labios gimiendo, mirándole a los ojos, lamiendo como una perra y gimiendo despacito. Puedo decir que eso le encantó, el cabrón se apartaba a propósito para que le lamiera, le encantaba ver lo perra que me gustaba ser y quería ver hasta donde llegaría mi sumisión... y yo también, la verdad. No paraba de preguntarme porqué, impulsivamente, hacia esas cosas, sin pensarlas, haciéndome ser suya, deseando ser la puta de un desconocido. 

Sacó su dedo de mi culo y lo lamió enterito, de arriba a abajo, y se rió mirándome. Después, como si nada, me dió una palmada y me enseñó el camino a su casa. Estaba nerviosa y a la vez tenia un subidón de adrenalina tremendo, una mezcla rarísima. Entramos en su casa y recuerdo que se fue al baño, me dijo que me pusiera cómoda y eligiera donde quería ser follada... Vamos, directito el chico jajajaja. La verdad es que me imaginaba una casa más sosa, pero era bastante bonita, grande, con una buena terraza con buenas vistas, todo bien decorado pero muy moderno, nada cargado. 

Me senté en la terraza, en un sillón de esos colgantes muy cómodo, necesitaba algo de aire y pensar en todo lo que estaba pasando. Estuve como 10 minutos esperándole, me tomé un cubata y le preparé otro para que no nos diera bajón. No quería contarlo, pero mientras preparaba los cubatas, no pude evitar jugar con los hielos en mis pezones, estaba muy guarra, necesitaba que me follara ya. Cogí un hielo y lo pasé por mis pezones, los quería tener bien duros para el chico. Mientras me pasaba los hielos cogí un desodorante, lo primero que vi, necesitaba follarme el coñito urgentemente, nunca había estado así de cachonda... así que no tardé en metermelo en el coño, estaba tardando mucho el cabrón!!!! No quería que me viera tan cerda, metiéndome su desodorante, estaba atenta a si salía, porqué temía que me riñera y no me follara o que pensara algo raro. Me apoye en la encimera, abrí mis piernas, escupí en mi coño y me metí todo el desodorante (para que os hagáis una idea es el típico de axe de hombre 😳). No pude esconder el tremendo gemido que me ocasionó notar algo bien gordo dentro de mí, no podía parar de meterlo, sacarlo, lamer para probar mi coño, decirme lo puta que era y volver a meterlo dentro. Fueron como 3 minutos, pero lo disfrute como si me hubiera follado bastante más tiempo, fue muy intenso. Escuche la puerta del baño, me enderecé, dejé el desodorante escondido, lleno de flujo, oliendo a coño y terminé de hacer los cubatas. Se acerco por detrás y me mordió el cuello... ¡¡menos mal que no se dió ni cuenta!!

Estuvimos besándonos en la cocina un buen rato, él me besaba, yo le lamía, le gemía, me movía para restregarme con su polla. Él me empujaba hacia sí mismo, con mucha fuerza, rozando mi clítoris con su pantalón, poniéndome lo más guarra que podía, me cogía del cuello, del pelo, me miraba fijamente, dominante, sin decirme nada en todo el rato, solo disfrutando de la puta que tenía delante…

Después de un rato así, me preguntó si había pensado dónde quería ser follada. No me lo pensé y le dije que en la terraza. Sonrió y dijo, dame tres razones por las que te tengo que follar ahí, y si no me convences, te follaré en la cama, a mi manera. 

Sin pensar le dije que quería ser follada y escuchada por los vecinos, que quería ser humillada y sentirme muy puta, utilizada, que no quería que fuera un polvo más, si no uno de mis mejores polvos. No sé si era la respuesta que él esperaba pero me cogió del pelo y del cuello, me llevó a la terraza, me arrodilló en el suelo, se aparto unos pasos para atrás para verme mejor, mientras se quitaba la camiseta me miraba y se reía, supongo que de mi y de lo que iba a hacerme... Sabía que me encantaba que se riera de mi, por que cada vez que lo hacía, se me ponía cara de zorrita caliente, que así es como él llamaba a esa cara… 

Me quitó el vestido de forma un poco bestia, pero me gustó. Se acercó a mi, me dijo que abriera la boca; la abrí sin rechistar, mirándole a los ojos con una sonrisa, esperando que me diera polla, deseando tragarme la toda. Soltó un escupitajo en mi boca y se sacó la polla por la cremallera, estaba gordísima, dura como una piedra, con las venas marcadas y la gotita preseminal en su punta. No tragué su saliva, me metió la polla en mi boca y empezó a follarme la sin piedad. Yo tenía ganas de lamer la y comerme la poco a poco; pero él no, todo lo contrario, solo quería follarme la boca. La metió de golpe, aguantando la dentro unos segundos, y cuando veía que le decía con la mirada que no podía más la sacaba, siempre haciéndome sufrir al máximo. Yo intentaba no cerrar la boca para que no parará de meterme su polla hasta el fondo, bien obediente y sumisa como él quería; me la follaba una y otra vez mientras me caían las babas por las comisuras de mis labios, manchándome la barbilla y las rodillas. Cuando podía intentaba mirarle, ver como disfrutaba con mi garganta. Pero no podía, me tenía cogida del pelo para que no quitara la boca. Sentía como chorreaba mi coño, como se mojaban mis gemelos y tobillos, como mi flujo creaba hilos hasta ellos. Estaba disfrutando al máximo siendo utilizada como él quería, atragantándome y follándome la boca a su antojo.

Sacó su polla de mi boca, llena de babas, cogió las que me chorreaban por la barbilla y me las metió en la boca. Me encantaba saborear mis babas, sabían a su polla, así que no quería tragarme las y estuve un rato jugando con ellas en la boca mientras le sonreía y el se pajeaba viendo ese espectáculo. Me había puesto tan cachonda que hacía lo que él ordenara con tal de satisfacerle.

No aguanto mucho viéndome, me cogió del cuello y me puso a cuatro patas. Se acerco a mi oído y susurrándome me dijo que me la iba a meter toda en mi coño, y que si la perrita gemía la sacaría y se quedaría sin polla. Y así fue, la metió toda de golpe, abriéndome todo el coño, lo más profundo que podía, hasta que sus huevos chocaron con mi clítoris y se empapaban con mi flujo. Hice todo lo que pude para no gemir, me mordí el labio y aguante la respiración, quería polla y sabia que si gemía el cabrón la sacaría solo para hacerme sufrir y reírse de mi. Conseguí no gemir, solté un buen suspiro ahogando el gemido. No se movía, tenía su polla clavada dentro de mi, notando como palpitaba, con sus manos en mi cuello, empujándome todo lo que podía hacia él… Estaba disfrutando tanto con esta situación, tan cachonda, tan sumisa, tan sucia… 

No pude evitar decirle bajito que me follara, que por favor, me reventara mi coñito hasta hacerme gritar, que haría todo lo que quisiera, pero que me follara de una vez. Me soltó del cuello y escuche una risita, me dijo que eso es lo que quería, una buena perra obediente, e introdujo dos dedos en mi boca, abriéndome la por las comisuras. Ahí estaba yo, a cuatro patas, en una terraza, con una polla clavada en mi coño hasta el fondo, sacando el culo para que entrara entera y la boca abierta con sus dedos, babeando con la lengua fuera... Imaginaros que espectáculo. 

Empezó a sacarla y meterla, despacito, de la punta hasta los huevos, dejándome sentir cada centímetro de su polla, bien despacito, mientras gemía un poco con sus dedos en mi boca, no podía parar de babear, de soltar pequeños gemidos mientras su polla entraba y salía. Sin avisar, me sacó los dedos de mi boca, me los metió hasta el fondo de la garganta, los sacó cuando cuando solté una buena arcada y empezó a darme bien fuerte. ¡¡POR FIN!! Estaba deseando este momento toda la noche…. 

Me folló un buen rato así, a cuatro patas en el suelo, mientras no paraba de darme embestidas y me abría el coño con las dos manos. No sabéis lo que me encanta eso, notar como me lo abren con fuerza, sentirlo bien abierto por la polla que me está follando… De vez en cuando me daba un buen azote, uno en cada nalga mientras no paraba de decirme que ojalá me viera la cara de puta que tenía y me recordaba lo que me gustaba ser una perra, lo mojada que estaba y el buen coñito que tenía. Como me gusta que me lo digan, de verdad... 

Cuando se cansó de follarme a cuatro patas, se sentó en el sillón y me dijo, ahora te toca a ti, pedazo de puta, enséñame como folla la mejor perra de todas. Sin pensármelo ni un segundo, viendo esa polla dura esperándome, me gire y me senté encima de ella. Como entraba de fácil, entre lo mojada que estaba yo y lo mojada que se la había dejado… Bfff

Se sentó con los brazos detrás de la cabeza, esperando que ahora me lo follará yo, así que quise dar lo mejor de mi, demostrarle lo cachonda que estaba. Con su polla dentro y yo totalmente apoyada en sus piernas, empecé a mover mis caderas, sin sacarla, solo haciendo círculos, notando como su polla recorría todas las paredes de mi coñito. Primero lentamente, luego acelere el ritmo, quería hacerle sufrir yo a él ahora, quería que deseara clavarme la hasta el fondo una y otra vez. Notaba su respiración acelerada en mi espalda, unos pequeños gemidos, podía ver como miraba mi culo todo el rato, como se mordía el labio, como suspiraba y cerraba los ojos de placer, veía como sus dedos de los pies se encogían de lo cachondo que estaba. 

Mientras él disfrutaba yo no paraba de moverme, de tocarme el clítoris que estaba super sensible e hinchado. Estaba a punto de correrme, quería alargarlo lo máximo posible para que fuera una buenísima corrida, y le daba golpecitos suaves, siempre hasta llegar al límite. Cogía flujo de mi culo, de sus huevos y lo llevaba hasta él, dejándolo bien mojado, sin parar de gemir, no se si fuerte o despacio, pero gemía sin parar, los vecinos fliparian… No podía ni darle tres golpes seguidos porqué si no me hubiera corrido. Cada vez mi respiración era más y más seguida, más fuerte, mis gemidos se intensificaban al máximo, estaba a puntito de correrme, de darle toda mi corrida. Yo creo que se dio cuenta de que me iba a correr, estaba más mojada de lo normal y paraba a cada rato de moverme. Si me la metía y la sacaba estaba acabada, me correría como nunca, y la verdad me daba vergüenza correrme a chorros con él, así de primeras... 

Así que como vió como estaba, que no quería sacarla y meterla para no correrme, me metió un dedo en el culo, en plan gancho, tirando hacia arriba, y con la otra mano me cogió de las caderas y me dijo, te vas a correr puta y lo sabes, ¿o no quieres que siga follándote? 

No me dio tiempo ni a responder, de repente empezó a follarme mientras tiraba de mi culo con el dedo, abriéndolo lo máximo que podía. Se escuchaban los golpes de mi culo contra su pelvis, me movía de arriba a bajo como quería, clavándome la toda, bien fuerte. Me dolía un poco pero a la vez me encantaba que me manejara como quería. Sacó el dedo del culo y me hizo lamerlo todo, dejándolo bien limpito. Cuando lo hice, me cogió por las caderas y me puso de rodillas en el sillón, quedando mi culo y mi coño a su disposición. Ahí si que me podía follar bien fuerte, moverme y manejarme a su antojo, como él deseara. 

Me puso la cabeza contra el respaldo, de lado, estampada, apretando con su mano mi cara y me dijo que escupiera en su mano. Así lo hice, fue directa a su polla, la mojó bien y me la metió entera en el culo. DIOS! No me lo esperaba para nada, no había pensado en darle mi culo en ningún momento, pero estaba tan cachonda que no me importó, todo lo contrario, quería que disfrutara al máximo conmigo, que me hiciera todo lo que él deseara para satisfacerle y que fuera el mejor polvo de su vida… 

Me la metió de golpe y me quejé con un gemido entre placer y dolor. Le miré de reojo, y vi como el cabrón se reía de mí. Me sentía tan puta, tan usada, tan guarra, tan bien… A la vez que me sonreía recuerdo que me decía, sé que te encanta por el culo, no te quejes, que lo tienes ya abierto de tanto usarlo, pedazo de zorra... Joder, como traga este pedazo de culo, llevo toda la noche pensando en en follarmelo, pero no sabía si ibas a ser tan buena zorra como para dármelo… Ya veo que sí. 

Yo solo podía mirarle, con las cejas hacia arriba, con cara de buena niña pero a la vez de guarra. El nivel de excitación había llegado al límite, y después de decirme eso, de humillarme así, diciéndome de todo y follándome a su antojo... Yo estaba a punto de correrme. Entre gemidos entrecortados y con la respiración a tope, conseguí decirle: TU PERRITA SE VA A CORRER

Le encantaba que me llamara a mi misma perrita, le volvía loco. Nada más escucharlo me dio una hostia en la cara riéndose, aplastándome la aún mas contra el respaldo y empezó a mover su polla dentro de mi culo, mientras me metía dos o tres dedos en el coño, bien fuerte y sin parar. No paraba de contraerme, a punto de correrme, mientras él me reventaba el coño y el culo a la vez, haciéndome gemir cada vez más fuerte. Sacó los dedos de mi coño y me los puso en la boca diciéndome, ahora sí, así sí que te puedes correr, saboreando el coño de una verdadera puta. Fue decirme eso y empezar a correrme como nunca lo habia hecho, sin dejar de gemir a pesar de tener la boca llena, y moviendo mis caderas para que su polla entrara más y más fuerte dentro de mi culito abierto. Me lo estaba follando bien fuerte, cada vez más rápido, y yo lo notaba bien abierto, empapado de flujo... Mientras estaba corriéndome, solté un buen chorro, empapándole todas las piernas, el sillón, el suelo, JODER, QUE CORRIDA!! Me dio un poco de vergüenza porque no me dije que me solía correr así si me ponían bien guarra, y note como se quedó un poco sorprendido, paro de follarme el culo, me miro a la cara, se acerco y me beso, y después me dijo: No sabes lo cachondo que me ha puesto ver como te corres así, he tenido que parar o te llenaba ese culo de perra. Me giré y me puse boca arriba, con las piernas en alto y la espalda apoyada en el sillón, y él bajó su cabeza y empezó a comerme el coño, tragándose toda mi corrida, disfrutando de ella. Me encantó saber que nunca se habían corrido así y que le había gustado tanto.

Mientras me reponía un poco, el seguía comiendo... Me lo dejó bien limpio, metiendo la lengua entre mis labios, succiona do cada rincón, el clítoris… COMO COMÍA COÑO! Y eso que siempre me ha costado encontrar a chicos que lo coman tan bien, cabrón, había comido bastantes coños, se notaba…. 

Bueno, que me lio jajaja 

Cuando me lo dejó bien limpio, me cogí de los pies, para que mi coño y culo quedarán bien expuestos para el, quería que me siguiera follando hasta que me diera su corrida, quería recibir una buena ración de leche, me la había ganado por ser tan guarra... Le dije, fóllame como quieras, solo quiero sentirme bien puta, por favor. 

Asintió con la cabeza, me dio un par de hostias en la cara, me cogió del pelo y me dijo, mira como te voy a follar, pedazo de puta.

Metió toda su polla en mi coño mientras me hacia mirar. No os podéis imaginar que se siente al ver como te la clavan toda y te obligan a mirarlo. La metía del coño al culo, del culo al coño, dejándolos bien abiertos; entraba muy facilmente en los dos agujeros, y de vez en cuando me la metía en la boca para que probara mis flujos y le dijera como sabía mi culo y mi coño. Me soltó del pelo para volver a follarme con los dedos en mi boca, mientras me escupía de vez en cuando en ella y me veía babear. No aguantó mucho más, estaba a punto de correrse, y cuando estuvo a punto de llenarme el culo, me puso de rodillas, y me dijo: pídeme leche como nunca lo has hecho, quiero que supliques hasta que te llene tu cara de puta de leche caliente. Le dije con voz de zorrita, casi gimiendo y susurrando, mirándole directamente a los ojos con cara de puta: yo quiero mi ración de leche, me la he ganado no?

El sonrió, me encantó pedirle que se corriera así, arrodillada, con mi coñito y mi culito bien abiertos, toda mi cara y mis tetas sucias de babas, obedeciendo como toda la noche. Puse las manos en la espalda, la lengua fuera, la boca abierta, preparada para recibir toda su corrida… Dame leche porfi, quiero que me llenes la carita, notar como chorrea te leche por mi cara, sentirla bien caliente, te prometo que si me la das, me tragarme hasta la última gota, porfi!!! 

Fue decirle esas palabras y enseguida me lleno toda la cara de leche. ¡JODER! Ojalá pudiera haber grabado esa corrida, parecía que no iba a parar nunca, soltaba chorros y chorros de leche, en mi lengua, en mi cara, en mi pelo, en mi frente, por las mejillas... Yo sólo quería tragarme la como le había prometido, así que con los dedos la arrastraba hasta la boca, cada gota, cada chorro, lamiendo mis dedos y tragando sin parar, como nunca lo había hecho. Cuando dejó de correrse, el mismo arrastró con su polla lo que quedaba de corrida hasta mi cara. Cuando acabé de tragar, procedí a limpiarle su polla como una buena perrita, se lo merecía, me había follado como muy pocas veces lo había hecho. La lamí entera, cada centímetro de su polla pasó por mi lengua mientras me decía, buena perrita, saborea bien tu premio y me acariciaba el pelo. 

Así terminamos la noche, sudados, llenos de corrida, desahogados y bien relajados. Nos dimos una buena ducha, todo lo que tenía de dominante cuando estaba cachondo lo tenía de romántico y cariñoso luego, estos son los mejores polvos y espero que se repitan más veces...
Si os gustan los relatos apoyar este y subiré más gracias chicxs💖💖💖💖💖💖💖🙈

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